Llega el verano y con ello las diversas olas de calor que nos asfixian durante el día y lo que es casi peor, durante la noche. El bochorno no nos deja dormir bien, nos agobia y perjudica nuestro descanso haciendo que las noches se conviertan en un ver pasar las horas dando vueltas en la cama con ojos como platos. Aún así o más bien, a pesar de esto, hay personas que necesitan taparse para dormir por mucho calor que haga. Veamos por qué.
Cuestión de temperatura.
La primera razón y tal vez la más conocida por todos/as es una cuestión de temperatura. Cuando dormimos, especialmente durante la fase REM, nuestra temperatura corporal desciende algunos grados por lo que aunque haga calor esa sensación de frescor puede ser molesta. Pero por qué no nos ocurre a todos/as. Las investigaciones a este respecto sugieren que se trata de una cuestión de temperatura interna, por lo que el hecho de necesitar o no ese calor extra que nos aporta taparnos dependerá de cómo regulemos nuestra temperatura, algo que estará influido por factores como el propio metabolismo, el peso o la edad, entre otros.
Cuestión neurológica.
Sin embargo, ésta no es la única razón por la que hay personas que necesitan taparse incluso en las noches más cálidas. Al parecer una leve presión sobre el cuerpo estimula la producción de serotonina, un neurotransmisor que ayuda a regular los ciclos de sueño-vigilia así como contribuye al bienestar y la felicidad entre otras cosas. Es decir, que más que por el hecho del aporte de calor que pueda suponer la sábana, es su contacto con el cuerpo y el ligero peso que ejerce sobre nosotros/as lo que nos hace relajarnos y conciliar el sueño con mayor facilidad.
Cuestión asociativa.
Además de todo esto existe otro factor que los especialistas del comportamiento identifican como influyente en la conducta de dormir tapado. Éste factor es la asociación. Culturalmente asociamos el sueño con la imagen de dormir arropados, de hecho, es probable que en la infancia viviéramos una rutina en la que nuestros padres nos tapaban antes de ir a dormir en un gesto de protección y cariño, tanto es así que posiblemente y de forma instintiva todos/as nos hemos tapado la cabeza ante una situación que nos provocaba miedo. Las asociaciones que nuestro cerebro realiza disparan respuestas de forma automática, de manera que si hemos asociado el descanso a la sensación de dormir bajo las sábanas, sólo el hecho de taparnos propiciará una respuesta de relajación.
En definitiva, dormir tapado incluso en las noches más calurosas puede ser beneficioso para nuestro descanso favoreciendo respuestas de distensión y estimulando sensaciones de tranquilidad y bienestar. Para aquellas noches de temperaturas muy altas siempre podemos usar el truco de sacar solo una pierna.